Hay campos que te sorprenden, y luego está Layos Golf. Desconocido para mí hasta ahora, pero ya se ha ganado un hueco en mi lista de favoritos. Primera vez que lo juego y ¡me lo como entero! Termino con una tarjeta de +2, jugando a un nivel que me deja más que contenta. Y no solo por el resultado, sino por la experiencia en sí.

Layos es un campo bonito y exigente, de esos que te obligan a pensar cada golpe. Las calles estrechas te exigen precisión desde el tee, y cada hoyo tiene su toque estratégico que lo hace especial. Nada de pegar por pegar: aquí hay que elegir bien el palo, el lado bueno de calle y saber cuándo arriesgar.
Pero si hay un hoyo que se me queda grabado es el 15. Corto, sí, pero ¡madre mía qué peligro tiene!. Lo típico: lo ves en la tarjeta y piensas que es un respiro… hasta que lo juegas. Un hoyo corto pero matón, de esos que separan a los valientes de los inteligentes 🤣

La sensación al terminar es clara: volveré 100%. Porque Layos tiene esa mezcla de reto y belleza que engancha. Y porque días así, con buenos golpes, buena compañía y un campo nuevo por descubrir, son de los que te recuerdan por qué amas este deporte.
Recomendación 8,5/10

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